miércoles, 3 de octubre de 2012

La imagen es todo.



El panorama político chileno ya no puede ser más decadente. Tenemos a ambas coaliciones afirmando sus esperanzas en personajes a los cuales la oportunidad de estar en La Moneda les cayó del cielo. Porque así están las cosas en Chile, tal parece que el cargo de Presidente de la República se regala al personaje más simpático del barrio. 

Por Esteban Martínez Covarrubias

Las encuestas mandan en la política nacional y estas parecen mostrar una realidad sin vuelta atrás: Michelle Bachelet y Laurence Golborne corren con ventaja para las presidenciales 2013. Para alguien como yo, o sea una persona que (ingenuamente) aún cree que la política trata de un combate de ideas esta situación ya pasó de la indignación a la tristeza.

Michelle Bachelet es una mujer a quien ya en 2005 la nominación a la presidencia se le dio sin querer. La candidata natural de la Concertación era Soledad Alvear pero de pronto en las encuestas apareció Michelle. Por simpática, espontanea, por no entrar quizás en el perfil clásico del político mentiroso. Se habló mucho de su carisma por aquellos años y probablemente aquel sea su punto fuerte, sin embargo, por muy carismática o cercana que sea una persona esta no necesariamente está preparada para dirigir a un país. Los hechos demostraron que al mandato de Bachelet le faltó siempre peso ideológico. Tuvo la oportunidad de dar un giro en la educación (cuando vivió la revolución pinguina en 2005) y simplemente no fue capaz de actuar a la altura de las circunstancias, decidió profundizar el modelo educativo de mercado y postergar con esto la crisis en el tema. En materia económica su gobierno no presentó ninguna diferencia en relación a los anteriores mandatos de la Concertación, los monopolios, tan característicos del modelo chileno, se mantuvieron siendo que Bachelet vivió , por ejemplo, una polémica de colusión de farmacias que (nuevamente) le presentaron la oportunidad de generar un cambio en favor de los chilenos, sin embargo, la mandataria optó por no ensuciarse con los poderes económicos que manejan Chile. 

Pese a todo esto y a que en los tres últimos años Michelle Bachelet no ha sido capaz de pronunciar una sola palabra acerca de la contingencia nacional, su figura sigue liderando las encuestas, señal clara de que en Chile las ideas han pasado a un plano secundario,  da lo mismo lo que el candidato piense o los intereses que defienda, en Chile las elecciones se encuentran al nivel de un programa de televisión, una especie de reality show en donde los electores deciden votar  por quien les resulta simpático. Por cierto, no se en que estuvo Leonardo Farkas al decidir no lanzarse a las presidenciales, mal no le habría ido. 

Ahora, si lo de Bachelet da para cuestionarse todo, lo de Laurence Golborne es para quedar con depresión. Y es que estamos hablando de un empresario único mérito (dije ... ¿mérito?) fue estar ubicado en el centro de la noticia tras el incidente de los mineros ocurrido hace unos años. ¿Se habrá imaginado 3 años atrás Golborne que se encontraría en este escenario? Por supuesto que no. 

Ahora, nobleza obliga a reconocer que al menos la derecha ha intentado probar otras alternativas. Es decir, desde hace mucho ellos saben que Golborne aparece como la carta de mayor popularidad pero de igual manera saben que no es su mejor carta, por algo la UDI ha insistido con Pablo Longueira y RN con Andrés Allamand y tal parece que esperarán hasta último momento para jugar una de esas dos opciones. No creo que se de una primaria dentro de la derecha, simplemente no es su estilo, pero si tengo claridad en que los dos partidos del oficialismo no quieren que Golborne sea el candidato. Optarán por él solamente si es que no existe otra posibilidad.

Mientras tanto, en la vereda opuesta el planteamiento ha sido a la inversa. La Concertación ha presentado sus clásicas candidaturas de cartón, entiéndase Juan Antonio Gómez o Ximena Rincón, pero todos bien sabemos que llevan dos años esperando (y ansiando) que Michelle Bachelet se decida y defina su candidatura. Aunque dado el nulo interés que se aprecia en las filas del PS o la DC por levantar una candidatura alternativa debemos asumir que internamente ellos deben tener claridad y efectivamente Michelle Bachelet irá como candidata.  

Estoy completamente seguro de que Arturo Alessandri, Salvador Allende, Patricio Aylwin, Eduardo Frei (padre e hijo), Ricardo Lagos o Sebastián Piñera fueron tipos que se soñaban con la banda presidencial, que se miraban al espejo cada mañana imaginando como sería aquel momento. Por un asunto de ego o por Chile da igual, el punto es que lucharon por aquello. De igual manera también estoy seguro de que ni Bachelet ni Golborne soñaron con esto, simplemente se les dio, porque así están las cosas en Chile, cualquiera puede ser Presidente, literalmente cualquiera.