miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pronóstico electoral

A una semana de las elecciones, me la juego. Basado en los siguientes hechos:

1 - Para la elección de 2009 (y las anteriores) votaron 6.9 millones (voto obligatorio). Siempre he creído que con voto voluntario, de ahí se bajan un millón de personas, principalmente gente pobre y viejos. Es decir, del padrón antiguo, votan este domingo entre 5.5 y 6 millones creo yo.

2 - En 2005 Michelle Bachelet obtuvo 3.2 millones en primera vuelta y 3.7 millones en 2da vuelta (se le sumaron comunistas + varios). En 2009 Eduardo Frei obtuvo en segunda vuelta 3.3 millones. Ahora, en la primaria de este 2013 Michelle Bachelet obtuvo 3.2 millones, es decir, sus votantes se mantienen dentro del margen esperado. Comparado con la segunda vuelta de 2005, Michelle Bachelet tiene 500 mil votos menos. Soy un convencido de que para la primaria Michelle Bachelet movilizó practicamente a todos sus votantes (comunistas incluidos). Es decir, pronostico que en esta elección Bachelet saca 3.5 millones de votos. 

1ra conclusión: Bachelet no inscribió a gente nueva para esta elección. Su voto es duro, es prácticamente la misma gente que votó por ella en 2005, pierde unos 300 mil votos de gente que se margina para esta elección. 

3 - Acá viene lo especial, lo dificil de explicar: la derecha. Ellos vienen sacando con el padrón antiguo desde 1999 un poco más de 3 millones (Lavín 3.4 / Piñera 3.3 y 3.7). Sebastián Piñera en 2010 obtuvo en primera vuelta 3 millones de votos, pero ahora en primaria la derecha sacó 800 mil votos. Es evidente que esa no es su votación real y ahora para la presidencial debería aumentar pero ... ¿cuánto? No veo por donde sumen 2.2 millones de personas para recuperar su votación normal. ¿Sumarán un millón? (lo cual ya es bastante). Pronostico entonces para Evelyn Matthei una votación de 1.8 millones. 

2da conclusión: La derecha pierde 1.2 millones de votos para esta elección, ahora, del millón de personas que yo digo que dejan de votar, Bachelet pierde 300 mil y la derecha 700 mil, por lo tanto, hay aún así 500 mil votos tradicionales de derecha que a alguien distinto tienen que ir a parar: Franco Parisi. 

4 - La derecha pierde para esta votación 1.2 millones de votos. 0.7 es gente pobre o vieja que se abstiene de votar pero 0.5 no va a ir a parar a Marco Enriquez, Marcel Claude , Sfeir ni Roxana Miranda. Franco Parisi obtiene esa votación y además suma nuevos jóvenes que votan por primera vez. ¿Cuántos? 500 mil. Pronostico 1 millón de votos para Franco Parisi. 

5 - Marco Enriquez Ominami obtuvo en 2009 1.4 millones de votos, sin embargo, más de la mitad de esa votación era tradicional de la Concertación. Gente de izquierda que no votó por Eduardo Frei pero si había votado por Bachelet en 2005 (Bachelet 3.2 millones en 2005 / Frei 2.1 millones en 2009) . Entonces, Marco Enriquez le robó voto a la Concertación pero hoy Bachelet recuperó esos votos. Es decir, Marco Enriquez se queda con unos 400 mil votos de esos 1.4 millones. Sumará gente nueva ...pero ¿cuánta? ¿300 mil? Ok. Pronostico 0.7 millones de votos para Marco Enriquez. 

6 - Marcel Claude. Del padrón antiguo Marcel no suma muchos votos. Habrán molestos con el Partido comunista, habrá algo de fuga de votos de Marco Enriquez, también el voto del Partido Humanista (100 mil votos en la última parlamentaria) y gente nueva. Nuevamente Michelle Bachelet arrasa con los candidatos de izquierda y pronostico 300 mil votos para Marcel Claude. 

7 - Finalmente los marginales:
Roxana Miranda (será la sorpresa de esta elección) : 250 mil votos
Alfredo Sfeir: 150 mil votos
Ricardo Israel: 30 mil votos
Jocelyn Holt: 20 mil votos 

EN DEFINITIVA. MI PRONÓSTICO ES El SIGUIENTE :

De un total de 7.750 millones de votos (6 millones del padrón antiguo + 1.7 millones de nuevos votantes:

Michelle 45.1 %
Matthei 23,2%
Franco Parisi 12,9 %
Marco E  9.3 %
Marcel  3.8 %
Roxana 3.2 %
Sfeir 1.8 %
Israel 0.4 %
Jocelyn Holt 0.3 %

Veremos a cuanto le apunto...

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cuesta creerles...

Por un asunto de dignidad: yo no voto Concertación.

Cuesta creerles el "ahora si que si" y frente a la duda, prefiero abstenerme. Es un asunto de dignidad. Se han cambiado el nombre, hoy se hacen llamar "Nueva mayoría", sin embargo, siguen siendo los mismos (más el Partido Comunista) quienes frente a la contingencia, viendo que la cuestión social está de moda y dado que existe voto voluntario (lo cual permitirá el ingreso de muchos jóvenes al sistema) han acomodado su discurso. Pero siguen siendo los mismos, piensan y razonan igual por lo que no veo razón por la que hoy deberían actuar diferente.

En educación, hablan de fortalecer el sector público (muy general aquello por cierto), sin embargo, en 2007 cuando la mismísima Michelle Bachelet tuvo la oportunidad de cambiar la historia de miles de chilenos decidió derogar la LOCE para aprobar la LGE. Es decir, maquillar el asunto para que el modelo siguiese funcionando. No tocó a los colegios particulares subvencionados, no incrementó de manera importante el financiamiento ni tampoco avanzó un centímetro en la formación docente.

En materia de pensiones Michelle Bachelet también tuvo la oportunidad de hacer historia. Enfrentada a una cruda realidad, que hablaba de miseras pensiones entregadas por el sistema de AFP, el equipo de hacienda (encabezado por el entonces ministro Andrés Velasco) generó el llamado "pilar solidario", el cual tenía por objetivo mejorar las pensiones mínimas que recibían personas que poseían lagunas en su período laboral. En aquel entonces declaraba el mismo Velasco: "la idea es que mediante este sistema, una persona que actualmente recibiría una pensión de $90.000, reciba $109.000 en 2009 y a partir de 2012 pueda recibir $138.000". Un avance, si. Pero habría que preguntarle a Andrés Velasco si el podría vivir con 138 mil pesos...

Tanto en educación como en previsión, las medidas propuestas por el gobierno de Michelle Bachelet fueron meros parches que poco o nada mejoraron la situación de los chilenos, sin embargo, la promulgación de ambas leyes se realizó entre aplausos en el congreso. Con brazos alzados al aire, tanto la derecha como la Concertación hablaron entonces de "reformas históricas" (*) y en ningún momento le oímos decir a la mandataria que estás medidas no eran de su agrado o insuficientes dada la realidad. Todo lo contrario, la auto complacencia fue generalizada.

Lo mismo había ocurrido unos cuantos años atrás, en 2005 para ser más preciso, año en que Ricardo Lagos modificaba la constitución retirando de ella los llamados "enclaves dictatoriales". Negar la importancia de aquellas reformas sería absurdo pero de ahí a creernos el que era otra constitución hay un mundo de distancia. Pero Ricardo Lagos y el mundo concertacionista hablaba (nuevamente) de una jornada histórica (**) y destacaban el hecho casi como si fuese a marcar un antes y un después para Chile.

La Concertación no solo mantuvo el modelo de mercado impuesto en dictadura, sino que lo profundizó teniendo la oportunidad de actuar distinto. ¿Cómo se puede entender entonces el que hoy lo critiquen? ¿El que hoy hablen del fortalecimiento de la educación pública? ¿De un nuevo sistema de pensiones? ¿De una nueva constitución? ... ¿Es creíble todo aquello? Para mi no. Por un asunto de dignidad yo no voto Concertación. 


jueves, 4 de julio de 2013

Escenario Post-Primarias

La derecha de rodillas

Lo mencioné precisamente en mi columna anterior: con el voto voluntario el duopolio temblará. Y al menos en un 50% del asunto le apunté ya que tras los resultados de la primaria presidencial realizada este 30 de Junio, la derecha lo está pasando mal, muy mal. Y lo pueden llegar a pasar peor aún...

Por Esteban Martínez Covarrubias

La primaria presidencial tenía como objetivo obvio e inmediato el escoger al personaje que encabezará la competencia por llegar a La Moneda de aquí a fin de año tanto en la derecha como en la Concertación  (hoy llamada "nueva mayoría", aunque siguen siendo los mismos más el Partido Comunista). Sin embargo, existían otros asuntos no menores frente a los que debíamos estar atentos. Uno de ellos guardaba relación con la cantidad de personas que se motivasen a votar por cada pacto y ahí, los escasos 800 mil votos que registró la derecha deberían ser motivo de preocupación en la Alianza. Preocupante en primer lugar porque los votos de la derecha no alcanzan a ser ni siquiera un 10% del potencial electorado nacional (se supone que cerca de 10 millones de chilenos están en condiciones de votar), ahora siendo realistas, sabemos que a la derecha nunca le ha importado demasiado la representatividad por lo que este dato para ellos debe resultar irrelevante. Pero el hecho que si les debe haber importado y que seguramente los tendrá con pesadillas bastante tiempo fue el que Michelle Bachelet sola logró doblar la votación de la derecha y la Concertación completa los triplicó.

La derecha se ha pisado la cola ... y con fuerza. Mirando el detalle de las votaciones podemos observar el hecho de que Pablo Longueira, pese a su insistente discurso en torno a lo que el llama una derecha popular, venció a Andrés Allamand gracias a que los más ricos del país votaron por él. Allamand lo venció en regiones y en comunas de Santiago tales como Cerrillos, Cerro Navia, Independencia o Puente Alto, mientras que en comunas de altos ingresos, como Lo Barnechea, Las Condes o Vitacura Longueira arrasó, sacando ahí la ventaja de más de 20 mil votos que le permitieron ganar la primaria. La verdad (finalmente) ha sido expuesta. 

En la vereda de enfrente, la Concertación ha postergado su agonía gracias al indiscutido liderazgo de Michelle Bachelet, quien en base a su llegada con las personas logró movilizar a un millón y medio de personas a las urnas, dejando que el resto de los candidatos se repartiesen el resto de la torta (600 mil votos aproximadamente). Tenemos con esto entonces un escenario completamente abierto para las elecciones de fin de año. Tanto para presidenciales como para las parlamentarias. La alta y sorprendente cifra de personas que se decidieron a votar para esta primaria puede ser una señal importante pensando en fin de año... ¿superaremos los 6 millones que venían votando hasta 2010? ¿cuanta gente nueva (joven) se incorporará? ¿se podría romper el binominal considerando la baja votación que en muchos sectores presenta la derecha? 

En la derecha se aprendieron un discurso de memoria, el cual andan repitiendo portodos lados, aseguran que mucho electorado de su sector se quedó en la casa en la primaria y no votó porque les daba lo mismo si pasaba Allamand o Longueira, pero que a fin de año si votarán. La verdad es que eso no se lo creen ni ellos mismos. Yo veo un escenario muy complejo para aquel sector, históricamente la derecha ha representado a un 30% del país y aquella realidad se había visto maquillada gracias al voto obligatorio, el cual obligaba a los electores inscritos a escoger entre solo dos alternativas, una desgastada Concertación que se encontraba gobernando y una derecha que desde en frente jugaba a ser "el cambio". En 1999 Joaquín Lavín alcanzó un 49% de aquel electorado y en la derecha utilizan aquel ejemplo para recordar que "es posible". Y si, claro, es posible... pero en aquel contexto es posible, es decir, con un electorado estático y viejo, con muy pocos jóvenes y gente pobre participando. Hoy, con voto voluntario y múltiples candidatos que invitan a realizar un verdadero cambio la verdad es que la derecha tiene muy pocas opciones considerando el discurso conservador que repiten y repiten.

Manuel José Ossandon, uno de los tipos más cuerdos con los que cuenta Renovación Nacional, lo dijo en estos días: "si la derecha no se abre de una vez por todas a salir de su burbuja, a salir de sus comunas, a modificar el binominal y propiciar los cambios que realmente la gente está exigiendo, la vamos a pasar muy mal..."  Clarito ¿no? 

viernes, 7 de junio de 2013

El nuevo naipe

La hora de la verdad

Para las elecciones de 2010 tuvimos casi 7 millones de votantes, todos ellos obligados a votar por ley. A fines de este año contaremos con un nuevo padrón electoral, cerca de 12 millones de personas estarán en condiciones de votar, por ende, al fin podremos sacar una fotografía precisa acerca de la realidad chilena.

Por Esteban Martínez Covarrubias (@emartinec)

Desde hace tiempo vengo convencido de que el duopolio concertación/derecha se encuentra completamente alejado de la realidad chilena. Enclaustrados en su burbuja de poder han sido incapaces de leer correctamente las necesidades que presenta el país. Y siendo honestos, hasta hace unos años les había ido bastante bien con aquello, sin embargo, dentro de su miopía cometieron, lo que en lenguaje tenístico llamaríamos, un error no forzado: promovieron el voto voluntario. Y puede que paguen caro aquello ya que abrieron una puerta no tan fácil de cerrar, le dieron poder al pueblo.

La inscripción automática y el voto voluntario aportan un elemento de incertidumbre frente al ejercicio democrático. No sabremos hasta el mismo día de las elecciones cuanta gente efectivamente se motivará a votar, cuanta población joven se integrará al padrón y de paso cuanto adulto mayor se auto marginará del proceso. Ahora, de todas maneras de algo estoy seguro: el duopolio temblará. Ya no la tienen tan segura como en años anteriores. Con un padrón electoral viejo, estático (prácticamente el mismo desde 1990) y muy marcado por lo que fue la dictadura, era muy complicado que opciones independientes obtuviesen altas votaciones, bien sabemos que una población mientras más joven sea menos miedo a los cambios tendrá pero como en Chile los menores de 35 años prácticamente no participaban en las elecciones, era lógico que elección tras elección se obtuviesen los mismos resultados.

Sin embargo, a fin de años tendremos cerca de 12 millones de potenciales electores, casi la mitad de ellos estarían votando por primera vez. Existirán (nunca faltan!) quienes de todas maneras, pese a existir inscripción automática, no votarán. Pero de igual manera podremos (por fin!) conocer con claridad que porcentaje de la población chilena se encuentra disconforme con el estilo de vida que el duopolio viene ofreciendo desde hace ya practicamente 30 años, que porcentaje se encuentra harto de todo al punto de entregar su apoyo a opciones alternativas

¿Hagamos política ficción por un rato? En la pasada elección votaron casi siete millones de personas, tres millones de ellos votaron por la derecha, cuatro se repartieron entre Concertación y Marco Enriquez Ominami. Asumiendo que Michele Bachelet cuenta con una adhesión aplastantemente mayor que el que poseía Eduardo Frei en 2010 y que además contará con el apoyo irrestricto de sus nuevos aliados del Partido Comunista, podríamos asumir que Michelle comienza esta carrera con un apoyo cercano a los tres millones y medio de votos. El punto está en quienes se suman, los cuales deberían, por lo bajo, sumar cerca de otros tres millones de votantes y dudo se incorporen a las elecciones para apoyar las candidaturas de Bachelet, Allamand o Longueira.  

En este nuevo escenario entran (realmente) a competir candidatos como Marco Enriquez Ominami, Franco Parisi o Marcel Claude. Los tres proponen cambios importantes sobre lo establecido, Marco Enriquez por una vía más institucional, cree en los cambios colectivos pero alejados del orden político que hoy nos rige, su apuesta está en romper el eje concertación/derecha y crear nuevos referentes. Franco Parisi habla de generar cambios sin partidos, terminar con los "amiguismos" e insiste con el asunto de la meritocracia. Mucho de populismo y personalismo en su propuesta ¿no? Finalmente, Marcel Claude personifica el rol radical en esta jugada, está por romper con todo el sistema político y económico para comenzar prácticamente desde cero, alejado del liberalismo económico.  

Sea como sea, entre estos tres candidatos deberían repartirse un tercio de la torta y si alguno logra dispararse por sobre el resto puede que amenace el paso a segunda vuelta del candidato de la derecha. La política de los tres tercios parece poco a poco regresar, a fin de año verificaremos esta teoría. 

viernes, 17 de mayo de 2013

¿Cambios a la PSU?

¿Donde están los expertos?

No paro de sorprenderme negativamente frente a las noticias que desde hace algún tiempo vienen apareciendo en torno a la PSU y las posibles modificaciones que está debería sufrir durante los próximos años. Si la idea era mejorar la educación... vamos marcha atrás.

Por Esteban Martínez Covarrubias

La PSU dejó de ser un desafío desde hace rato para el decil más rico del país. Prueba de aquello es la cantidad de puntajes nacionales que el test presentaba hasta 2010 (453 en matemática, en donde la mayoría provenía de colegios particulares o municipales "emblemáticos"), es decir y dicho en buen chileno : "los ricos le tomaron el pulso a la prueba". El problema fue que solamente ellos lo hicieron ya que pese al paso de los años, los colegios particulares subvencionados seguían marcando un promedio que apenas superaba los 500 puntos, mientras que los municipales ni siquiera alcanzaban esta cifra (*1). La solución que propusieron los "expertos" del consejo de rectores frente a este problema fue bastante singular: había que agregar más preguntas a la prueba. Se decidió entonces el que la PSU de matemática pasaría de 70 a 75 preguntas, en donde estas 5 nuevas interrogantes contarían con un mayor nivel de dificultad.

Los resultados no se hicieron esperar y funcionaron en la dirección que el consejo esperaba ya que para el proceso de admisión 2011 los puntajes nacionales disminuyeron de inmediato de 453 a 133, sin embargo, la decisión sonó a improvisación.

A tres años de aquella disyuntiva nos volvemos a encontrar frente a medidas que realmente dan para tomarse la cabeza a dos manos (*2). En primer lugar el consejo de rectores ha anunciado que este año la PSU contendrá entre 10 a 15 preguntas más, las cuales no tendrán validez en el puntaje de los alumnos ya que serán preguntas a testear.  La palabra improvisación sigue apareciendo en mi mente, todo acá parece dejado al azar. ¿Cuántas preguntas serán efectivamente las que se testearán? ¿Por qué 10 y no 20? ¿Corresponde jugar con el tiempo de los alumnos, quienes dedicarán energías a preguntas que no tendrán validez en el cálculo de su puntaje?

Y por si todo esto fuese poco, la guinda de la torta la han colocado al anunciar que a partir de 2014 se terminará con la clásica tradición de que cuatro preguntas incorrectas restaban una correcta. Es decir, desde el próximo año los alumnos podrán contestar preguntas al azar y si le apuntan, mejorarán su puntaje. Realmente cuesta entender que pretenden con esta medida y de inmediato me asaltan legítimas preguntas ¿Se busca mejorar los puntajes de manera artificial? ¿Es justo que el entrar o no a una carrera lo defina la suerte (existen casos en que 5 puntos marcan aquella diferencia, es decir, una pregunta correcta)?

Finalizo el comentario de hoy con aquellas preguntas sobre la mesa y una profunda preocupación por las decisiones que se están tomando en materia educativa. Se ha sembrado la sensación de que la PSU presenta problemas, que el instrumento es el culpable de la realidad que vivimos siendo que no es así. La PSU , como todo instrumento, es perfectible y se puede/debe mejorar pero no tiene culpa alguna de la catástrofe educativa que vivimos como país. 

¿Qué es entonces lo que realmente está pasando acá? ¿Existirán intereses creados? Porque no me vengan con cosas. Un tipo común y corriente como yo puede sacar estas conclusiones y ... ¿acaso ellos no pueden? ¿O será que por alguna razón les conviene nivelar hacia abajo el asunto?


sábado, 30 de marzo de 2013

El desafío de Marco

Marco Enríquez-Ominami reloaded

El gran desafío de Marco Enríquez-Ominami para esta elección es el de presentar una propuesta de gobierno potente, coherente y que logre generar apoyo significativo real, es decir, dejar de representar el voto protesta, el voto rechazo y pasar a encabezar una alternativa efectiva de cambio.

Por Esteban Martínez Covarrubias (@emartinec)

Las elecciones presidenciales de 2009 resultaron novedosas en múltiples aspectos, comenzando por lo obvio, cayó (al fin!) la Concertación. Pero también vivimos otro asunto interesante: por primera vez desde el regreso a la democracia en 1990 un candidato no perteneciente al eje derecha/concertación resultaba efectivamente competitivo. Antes muchos lo habían intentado, tuvimos a Max Neef en 1994, a una Gladys Marín en 2000, a Tomás Hirsch en 2005 pero fue Marco Enríquez Ominami el primero en lograr remecer el, hasta ese entonces, estático padrón electoral chileno.

Sin embargo, la duda es legítima: ¿fue efectivamente Marco Enriquez o simplemente el desgaste de la Concertación lo que provocó el remezón? Siendo más preciso aún : si el candidato de la Concertación no hubiese sido Eduardo Frei, si Marco Enríquez no se hubiese enfrentado a una coalición de gobierno tan deteriorada ¿habría logrado la cifra del 20% de adhesión ? 

El gran desafío de Marco Enriquez Ominami para esta elección es el de presentar una propuesta de gobierno potente, coherente y que logre generar apoyo significativo real, es decir, dejar de representar el voto protesta, el voto rechazo y pasar a encabezar una alternativa efectiva de cambio. Y en aquella dirección lo hemos visto durante las últimas semanas, apareciendo en diversos medios e intentando dar a conocer su propuesta (*), lo cual desde ya me parece positivo, considerando que ni la concertación ni la derecha tienen plan de gobierno y que ambas coaliciones se encuentran más preocupadas de encontrar el rostro que les permitiría recuperar/mantener el poder y no discutir acerca de lo que harían con ese poder.


No puedo entonces referirme en este blog a lo que la concertación quiere para Chile, ya que salvo ideas vagas no hemos oído durante todos estos años ninguna propuesta clara aún por parte de ellos. Lo mismo corre ente,para la derecha, aunque lo lógico sería asumir que los tipos intentarán darle continuidad a una política económica subsidiaria y centrada en el crecimiento económico, aspectos que han caracterizado al gobierno de Sebastián Piñera. Sin embargo, Enríquez - Ominami ha apuntado sus dardos de manera muy clara, afirmando en reiteradas ocasiones el que ha sido el sistema político el que ha fallado en Chile y que el hermetismo de este ha impedido (y seguirá impidiendo) la realización de cambios profundos en el país.

Efectivamente cambiar la constitución en Chile es complicado. De hecho, cualquier modificación relacionada con las atribuciones del Estado, reguladas constitucionalmente, requieren como mínimo la aprobación de los 4/7 de los senadores y diputados en ejercicio, es decir, casi un 60% de ambas cámaras, lo cual bajo un sistema electoral binominal es prácticamente imposible de alcanzar por algún sector político. Marco Enríquez - Ominami propone entonces saltarse al poder legislativo, promoviendo un plebiscito que permita poner sobre la mesa el tema de la constitución y generar cambios desde allí. Es una apuesta arriesgada pero muy práctica considerando el limitado margen de acción que posee el candidato dado el hermético sistema electoral chileno. No nos olvidemos de que el sistema binominal impide la entrada al congreso de las minorías, un ejemplo claro de lo que menciono fue el caso del distrito 20  (Estación central / Maipú/ Cerrillos) para las parlamentarias de 2009  (**), ocasión en que Alvaro Escobar (Independiente por la lista de Marco Enriquez- Ominami) obteniendo el segundo lugar en las votaciones (21,85%) no resultó electo, en desmedro de Pepe Auth (PPD), quien llegó tercero (20,70%) pero si llegó al congreso. Así es el sistema, así funciona la democracia en Chile. 

Es clara, directa, valiente y válida entonces la propuesta de Enríquez, quien ha apuntado sus dardos hacia la constitución, entendiendo que el cambio que necesita Chile no es  en un inicio económico sino que político y que mientras la constitución funcione como lo ha hecho desde 1980, ningún cambio responderá a las necesidades reales del país. 

(*) http://www.chilevision.cl/home/content/view/452716/229/

(**) Ver resultados Distrito 20  http://www.sitiohistorico.elecciones.gob.cl/SitioHistorico/index2009_dipu.htm

viernes, 8 de febrero de 2013

¿Es la PSU el problema?


Parece ser la discusión de moda en materia educativa. Los ojos se han centrado durante las últimas semanas en la PSU. ¿La madre de todos los problemas? En lo personal creo que no.

Por Esteban Martínez Covarrubias ( @emartinec ) 


Casi con bombos y platillos los medios de comunicación anunciaron semanas atrás los resultados de una consultora internacional que entregó un informe lapidario acerca de la PSU. Esta no serviría básicamente por generar exclusión dentro de la sociedad chilena y por no ser un instrumento construido de manera óptima. Todo esto nos llevaría a la conclusión de que el actual instrumento que filtra el ingreso a la educación superior debería ser revisado en el corto plazo. 

Este es el hecho que motiva mi reflexión y que de inmediato me generó preguntas. ¿Es la PSU el problema que posee la educación superior chilena? Mi respuesta es categórica: No. ¿Es siquiera entonces la PSU uno de los problemas? Tampoco. Y finalmente: ¿Se puede mejorar como instrumento la PSU? Si, claro, de hecho se debe mejorar pero al mismo tiempo debemos asumir que ninguna mejora en el instrumento de evaluación va a corregir los problemas estructurales que posee la educación chilena, tanto a nivel secundario como superior. Dicho de manera simple: por más que se revise una prueba, si los alumnos no saben no hay nada que hacer. El resto es mentirse al espejo.

Lo he comentado con anterioridad en este mismo blog: los problemas de la educación chilena están directamente relacionados con el haber entregado la educación al mercado durante los últimos 30 años. La idea del financiamiento compartido en educación secundaria fracasó rotundamente y fracasó porque entregó márgenes amplios a quienes vieron el generar cadenas de colegios como una oportunidad de inversión. Mientras en Chile tengamos colegios gratuitos, colegios de 15 mil, 35 mil, 50 mil y 120 mil pesos de mensualidad, seguiremos teniendo una sociedad segmentada ya que 15 mil pesos de mensualidad más 40 mil pesos de subvención no se pueden comparar con los 180 mil pesos que se paga (como mínimo) en un colegio particular en Chile. Son 55 versus 180 para enfrentar el mismo tipo de educación, son 55 y 180 que se deben repartir respectivamente en infraestructura, administrativos, profesores, aseo, etc. Con 180 mil pesos por alumno un colegio puede sostener 20 alumnos por sala, con 55 mil no se puede y se obliga al sostenedor a generar mayor matrícula para poder sostener el colegio (y en muchos casos el negocio). Con 180 mil pesos por alumno un director se puede dar el lujo de escoger a sus profesores, con 55 mil pesos debe contratar a los que estén dispuestos a ir al sacrificio

Si a eso agregamos que cuando un colegio cobra 180 mil pesos por alumno está recibiendo a niños provenientes de familias que pueden pagar esa cantidad mensualmente (hijos de profesionales en su mayoría), es decir, para una familia de 3 hijos implica un gasto mensual de 540 mil pesos mensuales dedicados solamente a educación de tus hijos. A diferencia de un colegio subvencionado que al cobrar 25 mil pesos por alumno está concentrando familias que por 3 hijos invierten 75 mil pesos mensuales en educación. 540 mil pesos versus 75 mil, de esa diferencia estamos hablando a nivel general. ¿Qué estamos generando con esto? Segmentación socio económica pura. ¿Y después nos quejamos? Por favor...  

Es urgente entonces generar un aumento sustantivo en el valor de la subvención por alumno de manera de que cualquier tipo de establecimiento en Chile cuente con una cifra similar por alumno para poder desde ahí construir educación. Al mismo tiempo el Estado debe velar por el correcto uso de estos recursos: mejoras sustanciales en las remuneraciones y condiciones laborales a profesores (estableciendo por supuesto evaluaciones constantes a estos), establecer un tope máximo de alumnos por sala de clases (no superior a los 25), poner metas claras a todos los colegios en cuanto a superación de puntajes en el Simce y PSU. Es decir, entregar mayores aportes pero al mismo tiempo generar exigencias claras a los sostenedores de colegios. De no cumplirse estos ítemes el Estado debería poseer la capacidad de cerrar colegios o al menos generar algún tipo de cambio en el, de manera de velar por el buen uso de los recursos. 

Estas medidas que comento me parecen de sentido común y me parece increíble que a estas alturas no se hayan establecido como mínimas dentro de una reforma educativa que apunte a mejorar de manera sustantiva la calidad educativa chilena y de una vez por todas combatir la desigualdad social que estamos viviendo. Insistir en mantener un modelo fracasado es golpearse contra el mismo muro una y otra vez. Insistir en que el problema está en la PSU es querer desviar el problema. Quienes alegan contra la PSU afirman que esta reproduce las desigualdades provenientes de la educación secundaria. Pretenden entonces generar sistemas que de alguna manera amortigüen un hecho objetivo: el que parte importante de los alumnos no poseen habilidades mínimas para enfrentar la educación superior. Pretenden crear un puente que permita que un alumno de 500 puntos promedio ingrese a las mejores universidades del país en desmedro de quienes obtuvieron 600 puntos pero no pertenecen a "sectores de riesgo social". ¿Es aquello justicia? 

Justicia, para mi, es modificar los problemas de raíz. Podrán generar cambios en la PSU. Eliminarla incluso si así desean con tal de satisfacer su resentimiento contra el termómetro. Sin embargo, mientras no se ataquen los problemas que mencioné párrafos atrás dudo que generen un cambio real. Y eso que ni siquiera me he referido a la asquerosidad que se vive en educación superior, problemas que no guardan relación alguna con la calidad PSU , pero a todo aquello me referiré en una próxima ocasión...