miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cuesta creerles...

Por un asunto de dignidad: yo no voto Concertación.

Cuesta creerles el "ahora si que si" y frente a la duda, prefiero abstenerme. Es un asunto de dignidad. Se han cambiado el nombre, hoy se hacen llamar "Nueva mayoría", sin embargo, siguen siendo los mismos (más el Partido Comunista) quienes frente a la contingencia, viendo que la cuestión social está de moda y dado que existe voto voluntario (lo cual permitirá el ingreso de muchos jóvenes al sistema) han acomodado su discurso. Pero siguen siendo los mismos, piensan y razonan igual por lo que no veo razón por la que hoy deberían actuar diferente.

En educación, hablan de fortalecer el sector público (muy general aquello por cierto), sin embargo, en 2007 cuando la mismísima Michelle Bachelet tuvo la oportunidad de cambiar la historia de miles de chilenos decidió derogar la LOCE para aprobar la LGE. Es decir, maquillar el asunto para que el modelo siguiese funcionando. No tocó a los colegios particulares subvencionados, no incrementó de manera importante el financiamiento ni tampoco avanzó un centímetro en la formación docente.

En materia de pensiones Michelle Bachelet también tuvo la oportunidad de hacer historia. Enfrentada a una cruda realidad, que hablaba de miseras pensiones entregadas por el sistema de AFP, el equipo de hacienda (encabezado por el entonces ministro Andrés Velasco) generó el llamado "pilar solidario", el cual tenía por objetivo mejorar las pensiones mínimas que recibían personas que poseían lagunas en su período laboral. En aquel entonces declaraba el mismo Velasco: "la idea es que mediante este sistema, una persona que actualmente recibiría una pensión de $90.000, reciba $109.000 en 2009 y a partir de 2012 pueda recibir $138.000". Un avance, si. Pero habría que preguntarle a Andrés Velasco si el podría vivir con 138 mil pesos...

Tanto en educación como en previsión, las medidas propuestas por el gobierno de Michelle Bachelet fueron meros parches que poco o nada mejoraron la situación de los chilenos, sin embargo, la promulgación de ambas leyes se realizó entre aplausos en el congreso. Con brazos alzados al aire, tanto la derecha como la Concertación hablaron entonces de "reformas históricas" (*) y en ningún momento le oímos decir a la mandataria que estás medidas no eran de su agrado o insuficientes dada la realidad. Todo lo contrario, la auto complacencia fue generalizada.

Lo mismo había ocurrido unos cuantos años atrás, en 2005 para ser más preciso, año en que Ricardo Lagos modificaba la constitución retirando de ella los llamados "enclaves dictatoriales". Negar la importancia de aquellas reformas sería absurdo pero de ahí a creernos el que era otra constitución hay un mundo de distancia. Pero Ricardo Lagos y el mundo concertacionista hablaba (nuevamente) de una jornada histórica (**) y destacaban el hecho casi como si fuese a marcar un antes y un después para Chile.

La Concertación no solo mantuvo el modelo de mercado impuesto en dictadura, sino que lo profundizó teniendo la oportunidad de actuar distinto. ¿Cómo se puede entender entonces el que hoy lo critiquen? ¿El que hoy hablen del fortalecimiento de la educación pública? ¿De un nuevo sistema de pensiones? ¿De una nueva constitución? ... ¿Es creíble todo aquello? Para mi no. Por un asunto de dignidad yo no voto Concertación.