lunes, 29 de noviembre de 2010

Ellos


Por Esteban Martínez Covarrubias

Una simple reflexión. Nunca termina de sorprenderme el carepalismo de la gente de la Concertación. Ellos, que durante 20 años de gobierno no fueron capaces de mejorar en siquiera un punto la calidad de la educación chilena sino que, muy por el contrario, aumentaron las brechas sociales profundizando un modelo educativo de mercado diseñado durante la dictadura de Pinochet. Ellos, que jamás movieron un dedo por la educación pública sino que, muy por el contrario, fomentaron y ampararon la creación de cientos de colegios particulares subvencionados de pésima calidad, dejando en el absoluto abandono a los liceos municipales.

Ellos que nunca dieron pelea alguna por la carrera docente sino que , muy por el contrario, hicieron vista gorda frente al que decenas de universidades abrieran la carrera de pedagogía sin un puntaje PSU mínimo de ingreso. Ellos, que fueron ejecutores y cómplices a la vez de un sistema que terminó cayendo pro su propio peso y que hoy nos arroja pésimos resultados a nivel nacional. Ellos que incluso se enriquecieron a costa de la mala educación de miles de niños chilenos, participando en el directorio de "fundaciones educativas", universidades, institutos o centros de formación técnica. Ellos que son los grandes culpables del fracaso que hoy vivimos.


Ellos. Socialistas, Pepedes, Democrata Cristianos, Radicales... ¿Ellos vienen hoy a criticar las medidas que el gobierno de Sebastián Piñera piensa adoptar en materia educativa?

¡H I P Ó C R I T A S!

Nadie del mundo de la Concertación, por un asunto de dignidad, debería tener derecho siquiera a levantar el dedo en este tema. El gobierno de Sebastián Piñera en menos de un año ha hecho más que de lo que la Concertación hizo en 20. Piñera al menos ha enfrentado el tema tomando medidas prácticas al respecto. Ha intentado mover un poco el piso entendiendo el que ya no se puede estar peor y que lo que se lleve adelante en materia educativa, en el peor de los casos, mejorará un poco el escenario actual.

Si las medidas son buenas, malas o insuficientes, aquello es materia de discusión y lo abordaré en mi siguiente comentario. Pero hoy, sólo le quiero dedicar estas lineas al sector más caradura de la política chilena. Ese que se pudre hoy fuera del poder sin ideas, sin convicción ni sentimiento. Ese que se hizo rico basado en un discurso en contra de la figura de Pinochet y la dictadura. Ese que nos vivió metiendo miedo acerca de lo nefasto que sería "un gobierno de derecha" y hoy cuando vivimos en uno nos damos cuenta de que nada ha cambiado, sólo las caras. Las políticas son las mismas, los discursos parecidos, la dirección de país idéntica. Con una salvedad eso si. Al menos la derecha se reconoce libre mercadista abiertamente. Pero ellos venden la mentira, el discurso y la pancarta. Y ellos... dan asco.

martes, 16 de noviembre de 2010

Voto voluntario II

Chile: La democracia de unos pocos (2da parte)

En Chile cada día son menos los pobres que votan. El país que habitamos se construye por las clases altas del país. Esta realidad es necesario modificarla, sin embargo la solución no pasa por el voto voluntario. Si vamos a discutir acerca de calidad democrática... hagámoslo en serio.

Por Esteban Martínez Covarrubias

En mi comentario anterior argumenté el que existe una directa relación entre la calidad educativa de nuestros ciudadanos y el interés juvenil por la política. Independiente de que la calidad democrática chilena sea penosa los jóvenes en Chile no votan porque son ignorantes de su realidad. Y esto se debe principalmente al bajo nivel educativo que poseemos como país. Y si no me cree (o no quiere creerme) lo invito a que revise la siguiente tabla, esta muestra que porcentaje de los inscritos en cada comuna corresponden a menores de 30 años (*1):




Para dejarlo bien en claro. Lo que afirma la estadística es que en La Granja, del total de inscritos en los registros un 5% tienen menos de 30 años mientras que en Lo Barnechea, entre todos los que votan, un 25% se encuentra en este rango. En pocas palabras: En La Granja el padrón electoral envejece y disminuye en cada elección mientras que en Lo Barnechea se mantiene intacto ya que se renueva.


Esta situación presenta un problema evidente. Siguiendo el ejemplo presentado y manteniendo las actuales estructuras sociales, dentro de 30 años en la Granja votará muy poca gente mientras que en Lo Barnechea un porcentaje alto de la comuna votará, es decir, en medida que pasan los años, poco a poco las decisiones del país se tienden a tomar en las comunas de mayores ingresos del país. Las clases medias y bajas chilenas son completamente funcionales a un modelo económico escogido por los sectores "acomodados" del país.

Luego, teniendo completamente claro el fenómeno que elección tras elección ha ido erosionando nuestra calidad democrática nos debemos realizar la siguiente pregunta: ¿Representan la inscripción automática y el voto voluntario la solución al problema? De acuerdo a mi opinión la respuesta es claramente negativa.

La idea de que estas medidas mejorarán de por si la calidad democrática de nuestro país es absurda. Existen varias teorías en torno a quienes no se inscriben en los registros electorales, las principales afirman que : deciden mantenerse al margen por alguna razón ideológica (no ser parte del sistema podría ser) o que simplemente "les da lata" realizar el trámite físico de ir a inscribirse. Pues bien, el voto voluntario no atiende a ninguna de las dos "necesidades" mencionadas.

Quienes sostienen una razón ideológica para no votar (los menos, claro está) son indiferentes frente a si el voto es voluntario u obligatorio. No votarán mientras el sistema no cambie pero este sistema se modifica mediante el voto. Luego ellos viven en un espiral sin salida. Ahora, quienes no se inscriben "por flojos" tampoco se motivarán a votar pese a encontrarse inscritos automáticamente, ya que si ir a inscribirse implicaba cansancio para ellos , el efectivamente votar si que representará un esfuerzo físico importante (levantarse, ir a un colegio, hacer una fila, sacar un lapiz, marcar una linea, borrar con una goma si se cometió un error, ingresar el voto en una caja, volver a la casa, etc).

Ahora, en lo práctico la discusión entre una inscripción automática o voluntaria me parece irrelevante. Lo que si no puede seguir existiendo en Chile es una inscripción voluntaria y un voto obligatorio (como funciona actualmente el asunto). Es irracional que alguien sea multado por no votar siendo que la prácticamente 4 millones de chilenos tampoco lo hacen pero se salvan de la multa por el hecho de no estar inscritos. El sistema chileno invita a inscribirse a los jóvenes pero luego los multa (y no con poco dinero) si es que no le interesa participar en las elecciones. Eso no puede continuar.

Luego las dos fórmulas que se discuten en el congreso parecen sensatas: inscripción automática al cumplir 18 años + voto voluntario (opción apoyada por el PPD, PS y la derecha) o inscripción automática a los 18 años + voto obligatorio con la posibilidad de voluntariamente eliminarse de los registros electorales (opción de la Democracia Cristiana). Ambas fórmulas creo son aceptables y sea cual sea la que se imponga finalmente vendrá a mejorar el actual sistema electoral chileno.

Pero creo necesario sincerar de una vez por todas el discurso. Si vamos a discutir sobre la calidad de nuestra democracia hagámoslo en serio y pongamos los temas de verdad sobre la mesa: financiamiento de las campañas electorales, término del binominalismo y la exclusión completa de las minorías, discusión de las iniciativas populares, finalizar con las trabas para que dirigentes sindicales puedan optar a cargos públicos, etc.

Es necesario que el sistema en algún momento se equilibre un tanto hacia quienes no tienen la posibilidad de expresarse hoy en día. Por un Chile más justo y digno.

Saludos. Opinen.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Voto voluntario I

Chile: La democracia de unos pocos (1ra parte)

Parte importante de las nuevas generaciones no se interesan por la política pese a que esta afecta directamente sus vidas. Y si bien hay muchas razones que explican este fenómeno soy un convencido de que el principal motivo por el que los jóvenes no muestran interés por la política guarda relación con la ignorancia generalizada en la que viven.

Por Esteban Martínez Covarrubias

Hay realidades que derriban teorías. Y si bien en los libros el voto representa un acto cívico que debería encontrarse incorporado en el sentir de todos los chilenos, los hechos nos demuestran elección tras elección de que esto no es así. De hecho muy por el contrario: el padrón electoral chileno tiende a reducirse cada año. Dicho en palabras simples: envejece más rápido de lo que se renueva.

Parte importante de las nuevas generaciones no se interesan por la política pese a que esta afecta directamente sus vidas. Y si bien hay muchas razones que explican este fenómeno (una democracia muy poco participativa o el trauma generacional post dictadura, entre otras) soy un convencido de que el principal motivo por el que los jóvenes no muestran interés por la política guarda relación con la educación que reciben día tras día en sus hogares, en sus colegios y en los medios de comunicación. La suma de estas tres variables definitivamente han fomentado la escasez de debate y la ignorancia en nuestro país. Es lógico : ¿Quién opina de algo que no conoce? ¿Quién debate y discute acerca de algo que no entiende?


En Chile existe una directa relación entre la calidad educativa y la realidad socio económica de una familia. Eso ya no es secreto para nadie. De la misma manera existe relación entre la participación en política y la educación que reciben nuestros jóvenes. Mientras en las comunas de mayores ingresos la participación de los jóvenes en política se produce con relativa normalidad, en las de clase media o baja esta es casi nula. Al paso que vamos ¿Qué ocurrirá en los sectores de bajos ingresos dentro de 10 a 15 años? El porcentaje de gente que participará en política en los sectores medios y bajos será prácticamente insignificante. Las decisiones que recaen sobre la ciudadanía lentamente se comienzan a tomar donde se encuentra el dinero y el poder, por ende los mejores colegios y el acceso a las mejores universidades del país. Es el círculo de la desigualdad chilena.

Me queda la sensación de que Chile en materia democrática, en lugar de avanzar, retrocede en el tiempo y comienza poco a poco a rememorar la llamada "era Portaliana" desarrollada durante gran parte del Siglo XIX, época que se caracterizó por una participación política elitista en donde sólo poseían derecho a voto los hombres pertenecientes al sector "empresarial" del país.

En medio de este escenario es que se comienza a discutir la idea de establecer en el país la inscripción automática en los registros electorales y el voto voluntario. Quienes apoyan esta medida han esgrimido básicamente dos razones: el aumentar la participación juvenil en las votaciones y por otro lado mejorar la calidad democrática del país. ¿Se cumplirán ambos objetivos gracias a la iniciativa? Es lo que pretendo discutir en mi siguiente reseña. En la presente sólo me gustaría dejar instalada una idea, esta es que previo a todo existe un importante problema relacionado con la calidad educativa del país y con la pobreza de nuestros medios comunicacionales. Mientras estas dos variables no mejores considerablemente viviremos en un Chile dividido en dos: un sector educado y con directa participación en las direcciones que adopta el país y otro ignorante, destinado a recorrer toda su vida un camino diseñado por otros.

C O N T I N U A R Á...