jueves, 16 de julio de 2020

Golpe Histórico

"... a los cimientos de un modelo que se cae de maduro"

Quienes rondamos los cuarenta y venimos viviendo la política desde hace un buen rato, recordamos que en 2005 aproximadamente las Administradoras de Fondos Previsionales (AFP) comenzaron a mostrar sus primeros nefastos resultados tras dos décadas de existencia. En ese entonces, dadas las bajas pensiones que se estaban entregando, el primer gobierno de Michelle Bachelet le tiró un salvavidas al modelo aumentando el aporte del Estado mediante la creación de un pilar solidario que permitía que personas sin fondos suficientes recibiesen una pensión mínima. Desde ese entonces hasta ahora han transcurrido 15 años donde las AFP siempre han sido motivo de crítica, sin embargo, nunca, nunca, nunca surgió la idea de que las personas pudiesen retirar parte de sus fondos. Nunca. Hasta ahora.

Tuvo que llegar esta pandemia y las insuficientes, confusas y tardías soluciones por parte del neoliberalismo más salvaje de América (y quizás del mundo, sólo comparable con lo que ocurre en Brasil), encarnado en la figura de un gobierno de Sebastián Piñera que desde un inicio ha privilegiado al mercado por sobre el bienestar de la población, para que apareciese la idea de que las personas pudiesen retirar el 10% de sus fondos de pensiones para apalear esta crisis. Un camino al que evidentemente nadie habría querido recurrir pero donde no ha quedado otra.

Las críticas por parte del gobierno y sectores de la derecha chilena no se hicieron esperar, argumentando en primer lugar que el proyecto es regresivo (favorecería a los más ricos, quienes disponen de fondos más altos y por ende podrían retirar más dinero) y luego que este retiro disminuiría aún más las pensiones en el largo plazo. Lo que dichos argumentos omiten, sin embargo, es que el retiro de dinero no poseería un carácter obligatorio por lo que se aspira a que cada persona, de acuerdo a sus necesidades, decida si recurrirá o no a su pozo. Respecto a lo segundo cabe mencionar que en Chile las pensiones son bajísimas, por lo que recibir algo menos en diez o veinte años para la población es irrelevante. Dicho en simple: con o sin el 10% la gente sabe que su pensión será miserable, pesos más, pesos menos.

Finalmente, tras un amplio debate y dos acaloradas semanas, la cámara de diputados ha aprobado el proyecto de ley, en una decisión de enorme repercusión, el cual ahora deberá pasar un último filtro: el Senado. De aprobarse finalmente, esta implicaría un golpe histórico al neoliberalismo en Chile. El más grande en cuarenta años me atrevería a afirmar. 

Recordemos que las AFP no poseen un elemento de protección social (mucho menos solidario) en su concepción, son entes privados que, como su nombre afirma, sólo administran nuestros fondos capitalizados individualmente. Los toman y con ellos invierten donde les da la gana. Luego, si una persona no tiene fondos suficientes para obtener una pensión digna (o cercana a su habitual remuneración), el modelo simplemente se lava las manos, dejando a la ciudadanía absolutamente desprotegida en la etapa final de su vida. Además, sabido es que los grandes conglomerados económicos en Chile poseen amplias inversiones en los fondos de AFP, por lo que el dinero circula entre la misma población generando ganancias tanto para los grandes grupos como para las administradoras. Todo un negocio redondo que desde hace mucho viene siendo cuestionado y que, por supuesto, se verá afectado en una pequeña parte al menos de aprobarse esta ley. A esperar... 

1 comentario:

  1. acá se llamaron AFJP y el peronismo -mi querido peronismo- las destruyó porque son una vergüenza como vos bien lo decís. Espero con todas mis ganas que salgan favorecidos y que le estado se haga cargo como debería ser de las jubilaciones y que no sean privadas.... suerte con eso!!

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