martes, 3 de mayo de 2011

Reforma electoral - Parte 1

Democracia chilena: el monopolio de unos pocos (Parte 1)


Cuando me hablan de Chile pienso en una nación regida completamente por el mercado. No existe un ámbito de nuestras vidas en que la oferta y demanda no marque los límites entre lo deseable y lo posible. Y bueno, la democracia 2.0 que hemos construido como país durante estos últimos 20 años no escapa a aquella realidad. 


La prueba es completamente visible. Basta el que nos acerquemos a un período de elecciones para que comencemos a presenciar el desagradable espectáculo de carteles en las calles y propagandas varias de candidatos en los medios de comunicación. 


Ahora todo ese gasto no se da porque si, los partidos saben que a mayor cantidad de comerciales en la radio, a mayor cantidad de papeles en las calles, plazas y tendido eléctrico, mayores son las posibilidades de ganar. De hecho, muchos no se contentan con ensuciar las ciudades sino que además contratan matones por un sueldo mínimo para que destruyan la publicidad del candidato oponente. Plata para esto, plata para lo otro. Por lo que dicho en palabras simples y prácticas: sin fondos, olvídate de competir. La contienda es desigual y por lo tanto la posibilidad de resultar electo es mínima (por no decir imposible). 


¡Además! El sistema pareciese que se quiere reír en tu cara cuando te enteras de que por ley el Estado devuelve a los partidos parte del dinero que estos gastaron en sus campañas, sin embargo, la devolución de fondos es directamente proporcional a los votos obtenidos por los candidatos (*1). Es decir, el que más gasta más votos obtiene y por ende es quien recibe las mejores devoluciones de dinero por parte del estado. Un verdadero loop diseñado para mantener en el poder a los mismos de siempre. 

De esta manera el sistema democrático chileno no escapa a la lógica de mercado y las oportunidades, es decir, en teoría cualquiera tiene la opción de presentarse, pero... ¿quiénes tienes realmente opciones de resultar electos?. La respuesta es una sola: los partidos que poseen poderes económicos que financien sus campañas. El círculo se completa cuando los partidos le devuelven la mano a estos poderes. ¿Porqué creen acaso que el poder político no se va en picada en contra de los monopolios que se encuentran detrás de las farmacias del país? ¿O en contra de la gran minería? ¿O en contra de las pocas manos que manejan desde hace medio siglo los pocos medios de comunicación que poseemos? Simple , porque el poder político es parte del mismo juego, liderado por dos coaliciones que arman un show cada 5 años y juegan a competir, pero que en el fondo se encuentran completamente de acuerdo en mantener esenciales reglas del juego en pro de su propio beneficio. A todo esto que menciono algunos lo llaman "democracia" (ja!), otros incluso usan la palabra "libertad" (doble ja!). Yo lo llamo monopolio de unos pocos. 


Entonces, si algún día de verdad queremos avanzar hacia un país verdaderamente democrático debemos diseñar un sistema electoral justo, limpio y en donde no sea el dinero utilizado en campaña el que marque absolutamente el resultado.


¿Establecer la imposibilidad de realizar propaganda electoral en lugares públicos determinados? ¿Imposibilidad de utilizar medios de comunicación como plataforma de propaganda electoral? ¿Fiscalizar el uso de recursos en campaña inhabilitando para el cargo de Senador o Diputado a aquellos candidatos que no cumplan con las normas establecidas?... ¿Porqué no? Todo con un único fin: que las ideas y propuestas de país sean las verdaderas protagonistas del asunto, no el dinero y el poder económico que apoye tu campaña.

CONTINUARÁ...

(*1) Ley de gasto electoral (ver artículo 13):

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