lunes, 30 de noviembre de 2009

Voto por descarte

NO VOTEN POR ÉL: El voto por descarte.

Si bien todo parece indicar que Frei seguirá en carrera compitiendo por La Moneda en segunda vuelta y que Sebastián Piñera aparece como el candidato con más opciones de llegar a la presidencia, me parece que ninguno tiene motivos para celebrar.

Por Esteban Martínez Covarrubias

La última encuesta CEP prácticamente sepultó las opciones de Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate. El primero si bien viene subiendo en las encuestas aparece muy por debajo de Eduardo Frei a pocos días de realizarse la elección y además en lo personal tengo la percepción de que su candidatura ya tocó techo y no subirá en números más de lo avanzado hasta el día de hoy. Por otro lado Jorge Arrate aparece muy debajo en las preferencias, tanto así que ha decidido centrar hoy su discurso en torno a su apoyo en segunda vuelta a la candidatura de Eduardo Frei. La lucha parece ser hoy entre dos oponentes, los de siempre: Concertación Vs Alianza.

Esta misma CEP mostró en sus resultados que un 14% de los entrevistados estaría indeciso aún en primera vuelta. Sin embargo si proyectamos la votación de este porcentaje de gente (porcentaje que debería comportarse como el resto de los votantes) obtendríamos los siguientes resultados: Piñera 41.05% - Frei 29.64% - Enríquez-Ominami 21.66% - Arrate 5.70% (*1). Con estos números los comandos tanto de Piñera como de Frei deberían estar preocupadísimos. Ambos candidatos deben cruzar los dedos para segunda vuelta y realizar más de una manda para poder triunfar.

Lo de Sebastián Piñera es para llorar. Viene siendo candidato desde 2005, enfrenta a una Concertación dividida hasta los huesos y con todo se encuentra estancado en el 40% desde comienzos de año. O sea, durante 8 a 10 meses no ha convencido prácticamente a nadie para que se sume a su opción. La CEP lo muestra por cierto en un porcentaje muchísimo menor que el obtenido en 2005 por la derecha (46% sumados Piñera y Lavín en ese entonces). Sebastián Piñera en el mejor de los casos se acercará a ese 46% del 2005 y deberá cruzar los dedos para que la mitad de los votos de Marco E-O se traspasen a su opción en segunda vuelta.

Dicho de otra manera: Sebatián Piñera debe esperar a que el rechazo hacia la figura de Frei sea tan grande que "por descarte" voten por él. Es decir, Piñera no aspira a ganar por méritos propios sino que a ser el menos malo de los dos y así poder triunfar. Triste , ¿no?

Por otro lado lo de Eduardo Frei adopta tintes dramáticos. Su porcentaje apenas se acercaría, o en el mejor de los casos superaría por poco, a un tercio de las preferencias (cual Alessandri 1958 y Allende 1970). No será superado por Marco E-O solamente gracias a dos hechos: el gigantesco aparato económico que se mueve tras su campaña y lo envejecido que se encuentra el padrón electoral chileno (1 de cada 5 votantes tiene menos de 30 años).

Suponiendo que parte importante de los votos de Arrate se sumen a Frei en segunda vuelta (que así será) estamos hablando de que la Concertación deberá apostar a que cerca del 75% de los votos de Marco E-O apoyen la candidatura de Frei en segunda vuelta. Es ahí donde el comando Frei esta vez deberá trabajar con pinzas y donde se jugará el triunfo o derrota del oficialismo. En función de aquello es que Hemos ya comenzado a oir consignas del tipo: "hay que evitar a toda costa que la derecha llegue al poder" (viejo caballito de batalla utilizado tanto en 2000 como en 2005), es decir: la campaña del terror en contra de la derecha. Una campaña basada en convencer a los votantes de que Frei y la Concertación son menos malos que la derecha. No se le entregan a los votantes razones por las que deberían confiar en Eduardo Frei y la Concertación, sino que se les advierte del porque no deberían creerle a Piñera y a la derecha. ¿Les alcanzará con aquello esta vez?. Me parece que si no cambian la estrategia no les va a alcanzar.

En fin, nada que celebrar por parte de las dos coaliciones políticas que dominan este país. Nada de que alegrarse gane quien gane y muchísimo que trabajar. Las señales son cada vez más claras: poca participación y cada vez más baja representatividad. Chile es un país cada día más elitista. En vez de repartir el poder económico y político cada día se concentran más ambos.

Saludos
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Esteban






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