jueves, 25 de marzo de 2010

Terremoto III

Mirando a futuro (Parte 2)

En mi anterior columna mencioné la necesidad de aprovechar el reciente terremoto que afectó al país para darle partida a ciertos temas. Todo momento difícil debe venir acompañado tanto de medidas prácticas como de medidas con altura de miras, desiciones que piensen en futuro. En este último sentido es que considero importante iniciar una política seria de descentralización nacional. La descongestión de Santiago se hace cada vez más urgente y el terremoto agudizó este hecho. A aquello me referí en mi anterior escrito.

Hoy me iré por otro lado. En primer lugar comentando lo que todos observamos: el reciente desastre natural dejó a la vista lo mal preparado que se encuentra el país frente a un imprevisto de cualquier tipo. Sorprendió a todos lo básico y burocrático que resultó ser el sistema de comunicación entre autoridades. Vergonzosa , por decir lo menos, fue la imagen de Hillary Clinton regalando al gobierno chileno en el aeropuerto tecnología satelital. Eso sin mencionar lo dependiente que mostró ser el sistema chileno de "alarmas de tsunami". Ahora resulta que debemos esperar a que desde los Estados Unidos nos den el aviso de catástrofe, pues acá no somos capaces de prevenirlos. Situación particularmente grave considerando nuestra geografía y el hecho de que nuestro país desde siempre ha sido zona sísmica.

Después de la batalla somos todos generales. Es cierto. Aquello excusa de cierta manera (sólo de cierta) disculpa a los pasados gobiernos. Sin embargo en la mirada a futuro las modificaciones respectivas deben realizarse. Menos centralismo en la toma de decisiones y tecnología al nivel de las necesidades. Mucho ruido causó el haber destinado millones y millones de dolares en la compra de armamento de punta en caso de una supuesta guerra con nuestros países vecinos, armamento que probablemente nunca se utilizará y que contrastó frente a lo tercermundista que nos vimos frente al desastre.

Reconstrucción nacional: ¿Con qué ropa?

Muchísimo se ha discutido en torno al llamado "proceso de reconstrucción nacional". Frente a este hecho la pregunta es una sola : ¿Y quién financia esto? En ese sentido los caminos a seguir pueden ser diversos. Podemos como país solucionar esto a través del clásico voluntariado y teletones varias, podemos meterle mano al ciudadano común y corriente o podemos financiarlo con un aumento en impuestos específicos.

La primera alternativa claramente es insuficiente. Ni el mejor de los voluntariados ni la más amplia colecta nacional podría financiar la totalidad de la reconstrucción en el largo plazo (de hecho la reciente Teletón "Chile ayuda a Chile" financiará necesidades habitacionales urgentes en la zona). La segunda opción resultaría un contra sentido. Recortar presupuesto social en beneficio de la catástrofe iría completamente en contra del discurso de "ayudar y proteger a la clase media". De hecho, la clase media chilena justamente necesita que se le rebajen impuestos. Vivir en Chile para un sueldo que flutua entre los $300.000 y los $700.000 resulta carísimo.

Aparece entonces la posibilidad del aumento de impuestos, ahí es donde se ha discutido bastante por estos días el caso del royalty minero. Cabe recordar en primer lugar que el royalty como concepto no corresponde a un impuesto sino más bien a un "pago por derecho de extracción". Hoy en Chile este pago es de los más bajos en el mundo (escalonado con un tope máximo de un 5% de las utilidades), situación particularmente contradictoria considerando que las reservas de cobra más extensas en el mundo son las chilenas (40% de las reservas mundiales están en nuestro norte).

En medio de la discusión han aparecido voces que desde el mundo de la Concertación exigen aumento del royalty de un 5% a un 10%. Contradictorio por decir lo menos (¡Cuando no!) dado que fue la misma Concertación la que durante el gobierno de Ricardo Lagos aprobó una ley de inamovilidad tributaria, ley que entregaba a las mineras la seguridad de no realizar ninguna modificación al royalty en almenos 15 años a cambio del mencionado 5%.

Ahora, al contrario de lo esperable, el gobierno de Sebastián Piñera no ha cerrado totalmente la puerta al hecho de aumentar el tributo específico. Se menciona la alternativa negociar un alza que iría desde el 5% actual a un 8% y entregar al mismo tiempo a las mineras derechos de extracción por al menos 20 a 25 años más. Alternativa que genera conflicto al interior de la derecha pues sectores importantes de la UDI no estarían de acuerdo con "cambiar las reglas del juego" de esa manera al empresariado afirmando tales tipos de medidas afectarían la inversión.

El debate está abierto. En lo personal considero que la oportunidad se presta para dar un salto en el tema. El Estado Chileno debe de una vez por todas abandonar el camino de los "bonos por crisis" y aumentar en cantidad y eficiencia su gasto social. Abandonar la fracasada idea de ser un Estado de "oportunidades" para transformarse en un Estado de derechos y garantías. El cobre no será eterno y de no tomar desiciones al respecto puede que en 50 años futuras generaciones lamenten el conservadurismo de nuestra clase política.

¡Opinen!
Saludos

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