Se llegaba por tanto a esta nueva elección presidencial con un evidente ambiente adverso y la sensación de que la derecha corría con claro favoritismo. Tan así era el asunto que en dicho sector que se dieron el gusto de ir a la pelea en esta primera vuelta presidencial con no uno ni dos, con CUATRO candidatos. Y si bien durante estos años la favorita siempre fue Evelyn Matthei (por su experiencia política y el ser una persona de constante figuración en medios), entrando en 2024 José Antonio Kast abandonó el estratégico silencio para entrar con fuerza a la carrera, a quien se sumó por el ala derecha un emergente Johannes Kaiser y el siempre populista Franco Parisi. En frente, como era de esperar, las fuerzas se concentraron en la figura de la ex ministra del trabajo Jeannette Jara mientras que Marco Enriquez-Ominami decidió por quinta vez darse contra el muro de la realidad.
Esta elección presentaba además una diferencia respecto a cualquiera anterior: el voto obligatorio. Por vez inédita deberían ir a votar cerca de catorce millones de chilenos, lo cual presentaba un escenario inédito. Y bueno, acá estoy de regreso luego de tres años de silencio dispuesto a comentar una nueva derrota para el progresismo, quizás la más calamitosa para el sector en toda la historia de Chile. Y es que si bien se anticipaba un triunfo para la derecha, creo que en la cabeza de nadie figuraba una paliza de este tipo, una donde la candidatura de izquierda apenas alcanzó un 26,8% de apoyo mientras que la derecha sumada supera con creces incluso el 70% de las preferencias. Dicho en simple: la segunda vuelta es un trámite pues no hay manera lógica mediante la cual Jeannette Jara pueda revertir este resultado.
Fuera del oficialismo hay dos grandes derrotados en esta elección: el progresismo en general (todas las fuerzas de izquierda, digamos) y la derecha tradicional (encarnada en la figura de Evelyn Matthei). Lo primero es por lo obvio, entre Jeannette Jara (26,8%) , Marco Enríquez-Ominami (1,2%) y Eduardo Artés (0,66%) ni siquiera hacen un 30% de las preferencias. Dramático considerando que el piso que se pensaba obtener era una cifra cercana al 38% obtenido por la opción "Apruebo" en el Plebiscito Constitucional de 2021. Es decir, se sabía que era difícil ganar esta elección pero todos esperábamos estar al menos cerca de dicho piso. Pero ni eso. La segunda derrota estrepitosa es la de Evelyn Matthei. Su cuarto lugar entre los cuatro candidatos de derecha (con un pobre 12,4%) da muestras de como el sector ha sido consumido por las fuerzas neo fascistas estilo Donald Trump, Javier Milei o Nayib Bukele, sin tener poder de respuesta principalmente ante el Partido Republicano.
La estrategia por tanto de José Antonio Kast de mostrarse algo más moderado que en elecciones anteriores le ha funcionado, dejándolo prácticamente instalado como el futuro Presidente de Chile. Las razones del porque la derecha más conservadora está conectando de manera tan evidente con las clases más populares del país quizás las analizo más adelante en otro texto, por ahora no queda más que beber este trago amargo y asumir el presente.


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